Puesta en servicio
Existe, entre estas dos fases, un corto periodo que consiste en volver a poner en marcha una instalación a menudo parada durante un largo periodo y en el cual todas las acciones pueden tomar un carácter crítico y donde una atención especial es necesaria para “sentir” el comportamiento de la maquina probada y anticipar sobre sus reacciones y las de su entorno.
Una instalación está controlada por su sistema de vigilancia y seguridad, pero éste no se corresponde con las exigencias de una nueva puesta en marcha. Está calibrado para funcionar con una carga y una potencia determinadas, y no puede tener en cuenta el desconocimiento del riesgo por parte del personal de reparación, que no está acostumbrado a las instalaciones en servicio y sus peligros.
Cuando se para una instalación, siempre hay una pérdida de reflejos, y es raro que al volver a ponerla en servicio el equipo de explotación pueda concentrarse únicamente en la máquina que se vuelve a poner en marcha. Un motor de propulsión no es más que un componente de la cadena de propulsión, y la parte relativa a la energía de potencia eclipsará rápidamente las prioridades mecánicas de la máquina de propulsión que acaba de arrancar.
Esta situación suele dejar al reparador en un estado de perplejidad, ya que considera, con razón, que no se han tomado todas las medidas para optimizar esta fase.
Basándose en su experiencia con los fabricantes de motores, ADR sabe cómo aportar su saber hacer en esos momentos y garantizar que el trabajo realizado por un tercero pueda expresar todo su potencial y dar plena satisfacción al operador.
El vínculo entre el reparador y el operador: Cualquiera que sea el motor, cualquiera que sea el mantenimiento efectuado, cualquiera que sea la instalación, marina o terrestre, los especialistas de ADR podrán aportar sus conocimientos técnicos y evitar que una vuelta al servicio se convierta en avería, tal como lo hemos visto con demasiada frecuencia.